La primera medida de los asesores políticos en Estados Unidos es hablar con el candidato y preguntarle por los esqueletos que pueda tener en el armario. En los nuevos tiempos, estoy incluye las cuentas de Twitter. Deshacerse de un mensaje a tiempo puede evitar casos de gran bochorno. La organización sin ánimo de lucro Open State Foundation (OSF) creó una aplicación para hacer seguimiento de las cuentas de los políticos tomando una copia de seguridad de cada mensaje de modo que aunque se borrasen a posteriori, no desaparecerían del ciberespacio.
Según publicó El País, Twitter bloqueó el acceso a Politwoops y Diplotwoops, dos webs que recopilaban los tuits que políticos y diplomáticos, respectivamente,subían a la red y luego borraban por considerarlos inapropiados, subidos de tono, o sencillamente, inexactos.
OSF ya vio como en junio, Twitter cerró la versión norteamericana de estas aplicaciones y ahora ha bloqueado el resto de países donde seguía activa. El procedimiento consiste en denegar el acceso a la consulta a sus servidores. La API, siglas de interfaz de programación de aplicaciones, es una serie de instrucciones que permite el acceso a webs de terceros para construir nuevos servicios a partir de ellos. Así, por ejemplo, se pueden crear mapas basados en los de Google, o registrarse en páginas usando el perfil de Facebook. En el caso de Twitter, diferentes aplicaciones pueden consultar mensajes para después darles nueva utilidad. Este era el caso de las webs a las que acaban de denegar el acceso. En cualquier caso, los mensajes antiguos de los políticos se pueden seguir consultando, siempre que no los hayan borrado.
La lista de países donde Politwoops estaba activa incluye a España, Argentina, Australia, Canadá, Chile, Croacia, Dinamarca, Portugal, Egipto, Estonia, Francia, Grecia, India, Irlanda, Italia, Corea del Sur, Macedonia, Noruega, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Suecia, Suiza, Túnez, Turquía y el Vaticano. Politwoops además contiene los tuits borrados por miembros del Parlamento Europeo.
Twitter justificaba el cierre, “tras una meditada deliberación interna y la consideración detallada de numerosos factores», en que tuitear no puede ser una decisión “inmutable e irrevocable”, y que la facultad de eliminar los tuits es precisamente una prerrogativa de todos los usuarios. “Imaginad lo estresante – terrorífico, incluso – que ha de ser tuitear algo si es irrevocable. Ningún usuario es más merecedor de esta posibilidad que otro. De hecho, la eliminación de un tuit es también una forma de expresión”, señala la red social del pájaro azul.
El director de la OSF, Arjan El Fassed, se ha pronunciado al respecto: «todo aquello que los políticos electos afirman públicamente debería quedar registrado, incluso cuando se trata de tuits borrados». En su opinión, forman parte del legado político: «Incluso cuando se eliminan los tweets, es parte de la historia parlamentaria. Estos tuits una vez fueron publicados y se borran después. Lo que los políticos dicen en público debe estar disponible para cualquier persona. No se trata de errores tipográficos, es una visión única de cómo los mensajes de los políticos electos pueden cambiar sin previo aviso”.