
Un acercamiento a la vida cotidiana de sus abuelos, Carmen y Emeterio, quienes viven solos en Acapulco, Guerrero, sirve como pretexto para que la realizadora Dariela Ludlow logre un documental lleno de sensibilidad y reflexión, que lleva al espectador a contemplar una historia universal: Un día menos.
La cinta será estrenada este 27 de enero en tres subsedes de la Cineteca Nacional, primero en The Movie Company escenaria y a partir de febrero en el Cinema Lido y en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
La cineasta desarrolla una delicada narración protagonizada por sus propios abuelos, cuya vida cotidiana gira en torno a la atención médica que requieren por su avanzada edad; en comprar comida y cuidarse uno al otro.
A través de su filme, Ludlow pone en perspectiva su relación familiar con los protagonistas, para concretar así una historia que conmueve por lo entrañable de sus personajes que denotan un sentido del humor sencillo y profundo.
De ese modo, Carmen y Emeterio se divierten pensando en la cercanía de la muerte; enfrentan con fuerza la soledad, los viajes al médico, los detalles para organizar las medicinas que les prescriben, las salidas al mercado por comida, la preparación de los alimentos.
El documental de Ludlow es profundamente universal en su temática; la anécdota es sencilla en su significado. Hay una dura crítica al desdén social que enfrentan los ancianos, lo cual hace que el espectador se identifique de inmediato con el par de abuelos.
La realizadora hace evidente también que el objetivo de su película es generar una reflexión sobre la vejez, que se sustenta en el hecho de que la pareja, luego de más de sesenta años de matrimonio, aún se demuestra amor, se preocupan por la salud del otro, e incluso sienten celos.
La cercanía de la muerte, anunciada por ella, despreciada por él, aparece en la narración del documental con la fuerza suficiente como para lograr el dramatismo necesario para redondear el desarrollo de la película, con lo cual el viaje de vida que sintetiza la pareja de ancianos adquiere una dimensión más amplia.
La visita de sus familiares, hijos, esposas, sobrinos y nietos para celebrar el fin de año, proporciona un duro contraste entre la vida cotidiana de los abuelos y la manera en que, por razones natural, sus descendientes han tomado sus propios caminos.