Un “deplorable” raspón bilateral

La filtración de documentos clasificados a través de WikiLeaks, en el caso de México, derivó en la protesta vía telefónica del presidente Felipe Calderón “por ciertos contenidos” de los cables que aluden al país y sus instituciones, durante una conversación con su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama.

Los mandatarios coincidieron en que este “deplorable” asunto no debe contaminar la relación binacional, aunque como “deplorable” también calificó la cancillería mexicana las prácticas que reflejan el contenido de los documentos.

El impacto público de la filtración no llegó a más. El gobierno de México se sumó a la posición estadounidense de reprobar “categóricamente la revelación ilegal” y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) argumentó que los cables que intercambiaron la embajada estadounidense con su Departamento de Estado en los últimos años eran parciales y fuera de contexto.

Ninguna voz en el gobierno federal habló en concreto del contenido de los cables —de los cuales existen dos mil 285 relacionados con México—, que lo mismo aluden a una incapacidad del Ejército y el Cisen, a la desconfianza de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico; al temor de las autoridades mexicanas por la pérdida de territorios ante el crimen organizado, a que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) quería un estado de excepción en ciertas zonas, a los celos del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y hasta el reporte que solicitaron en Washington sobre Calderón.

Hasta ahora, la repercusión de las comunicaciones clasificadas del gobierno de EU, para el caso de México, al menos en el ámbito público han dado la razón al embajador estadounidense Carlos Pascual.

El 3 de diciembre, en un artículo que escribió para EL UNIVERSAL, el diplomático reconoció que “la divulgación ilegal de información clasificada ya ha tocado las relaciones entre Estados Unidos y México”.

El funcionario sostuvo que “la asociación, la responsabilidad compartida y el respeto mutuo son la base de nuestra relación bilateral”.

Dejó en claro que “no hay otra relación bilateral entre naciones soberanas que sea tan intensa, amplia o vitalmente importante que la que existe entre México y EU.

Esto no cambiará como resultado de lo que pudiera aparecer en WikiLeaks”, pues incluso el gobierno estadounidense alertó a la administración de Calderón que se daría la filtración, antes del 28 de noviembre, cuando la organización australiana que encabeza Julián Assange iniciara el episodio del cablegate.

Reparto de información

WikiLeaks entregó a medios como El País, The Guardian o El Times un total de 251 mil 287 cables de las representaciones de Estados Unidos en el mundo, los mensajes confidenciales en los que sus funcionarios plasman sus visiones y análisis de la realidad de los países en los que están en misión.

El 11 de diciembre el presidente Obama sostuvo una conversación telefónica con Calderón, en la que de acuerdo con el mandatario “hablamos del tema de WikiLeaks y subrayamos nuestro rechazo a este tipo de acciones.

“Refrendamos la importancia de la relación bilateral entre México y EU, y externé desde luego mi preocupación y protesta por ciertos contenidos que provienen de sus agencias que, de ser ciertos tales comunicados, son imprecisos”.

En el cable número 23829, se indica que en diciembre de 2009, la secretaria de Estado estadounidense, Hilary Clinton, pidió a sus diplomáticos un informe sobre Calderón para determinar cómo le afectan los problemas económicos y de seguridad por los que atraviesa el país, bajo el estrés que vive su gobierno ante las condiciones en el país.

Violencia y preocupación

Otro documento revela que el titular de la Sedena solicitó que se impusiera un estado de excepción ante la violencia del narcotráfico, pero en octubre de 2009 el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, rechazó la posibilidad, mientras uno más revela la petición de funcionarios mexicanos para que Estados Unidos apoyara la lucha contra el crimen organizado.

Además de criticar el uso del Ejército en tareas de seguridad e indicar que la milicia no está preparada para esta labor, y se ha mostrado renuente a actuar contra blancos de alto nivel, en enero de 2010 otro cable —número 246329— destaca la preocupación de Estados Unidos por las “tensiones” entre la Sedena, por la percepción de derrota en Ciudad Juárez y la Secretaría de Marina, ante los éxitos de esta última, como en la caída del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva.

El último cable revela la desconfianza del Ejército en las policías estatales y municipales, debido a la corrupción de agentes que, según comenta el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, filtran información. Adicionalmente, da a conocer la estrategia de tres etapas para capturar a Joaquín El Chapo Guzmán, y la dificultad para lograrlo.

Agencia El Universal