México.- El chocolate como bebida doméstica de los habitantes de la Nueva España, el origen del galanteo a la hora de salir por el pan, el coqueteo de los caballeros en las paseos dominicales en Iztacalco y en las afueras de la ciudad, el uso de la platería en las vajillas y cubiertos de las familias ricas, la música sagrada y profana, las constantes procesiones y cortejos religiosos y la organización del tiempo en función del campanario son algunas de las prácticas y costumbres que caracterizaron la vida cotidiana en la Nueva España.
Esta serie de prácticas, algunas conservadas hasta hoy, se abordan en el curso “Los rituales de lo cotidiano en la época virreinal”, que organiza el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, bajo la coordinación del historiador del arte, Gustavo Curiel. Las relaciones sociales, la vida doméstica, los actos públicos y el sentido de los arreglos interiores de las casas virreinales se exploran en este foro que reúne a especialistas en historia e historia del arte novohispano.
La Casa de las Humanidades de la UNAM es la sede de las 15 sesiones del curso, que también se transmite por videoconferencia a las Facultades de Estudios Superiores de Zaragoza y Aragón, y a algunos estados del país. El curso, impartido martes y jueves de mayo y junio, incorpora el trabajo de investigadores que se han dedicado al estudio de la vida cotidiana de la Nueva España, a partir de la documentación y análisis de pinturas, esculturas, artes decorativas, utilería, porcelana y platería de la época.
Esas piezas, dice el especialista en arte virreinal, ayudan a entender las prácticas, los sueños, las formas de vida de un sector de la sociedad o de una familia particular.
Por ejemplo, explica, la porcelana que venía de China o de Japón ilustra las formas de comer, los protocolos en las mesas, de banquetes políticos, así como la forma en que se comercializó la porcelana china, con los encargos especiales que las familias y las instituciones hacían a los comerciantes. Una alfombra de la época deja ver la técnica en que fue hecha, su comercialización e importación, e identificar el estatus social de la familia que la poseía.
Los objetos, dice Curiel, hablan del refinamiento cultural, de la gastronomía, de las formas cómo se comía en la casa, de por ejemplo, las formas de tomar el chocolate dentro de la casa. En ese sentido, el especialista aclara que la aparición de los muebles como comedores aparecen en una época tardía en la Nueva España, antes sólo había un comedor itinerante en las casas y se montaba donde se quería.
Otra de las prácticas que se abordan en el curso son los paseos en los alrededores de la ciudad, en los que las familias aprovechaban para demostrar su prestigio social. “La gente iba a pasear a la zona de Iztacalco a ejercer el galanteo amoroso, a cazar en los alrededores de la ciudad, eran espacios para la élite, por lo que tenían que llevar una vestimenta especial, a su corte de esclavos para dejar a los demás su estatus social”, apunta Curiel
Con la participación de especialistas como Clara Bargellini, Pablo Escalante Gonzalbo, María del Consuelo Maquívar Maquívar, Antonio Rubial, Patricia Díaz Cayeros y Arnulfo Herrera, el foro también aborda las formas en que se realizaban los actos públicos y las procesiones religiosas, así como aspectos de la música que se escuchaba en la época, en el ambiente religioso como en el profano.
El aspecto musical, abordado por la doctora María de la Luz Enríquez el pasado 17 de mayo con la exposición “Campanas, kyries y contradanza: un día en la vida de Nueva España”, se refirió a los diferentes elementos sonoros que se arraigaron en la vida diaria de los novohispanos, como sucedió con los campanarios, que cumplían, y que de cierta forma siguen cumpliendo la función de organizar el tiempo, así como para comunicar algo: el llamado a misa o el paso del carrito de la basura. “Son medios de comunicación que se arraigaron en la época”, dice la especialista.
También habló de la música en el servicio religioso con los “kyries”, y en las fiestas o reuniones donde se ejecutaba la música profana, como las contradanzas.
Entre los temas que se tratan en el curso destaca el que impartirá Arnulfo Herrera el 14 de junio, y que se centrará en la comida, la bebida y la vestimenta vistos desde la literatura novohispana.
Para Curiel, la exposición de estos temas es importante, pues ayuda a comprender la historia cotidiana de la vida virreinal y a conocer esas prácticas que han ido desapareciendo, como tomar chocolate, fumar socialmente, así como el arte de la conversación en los estrados, que eran “espacios en donde las señoras se reunían para ejercer el arte de la conversación”.
También permite conocer los orígenes de prácticas que aún viven, como la organización de algunos barrios con santos patronos.
Agencia El Universal