Durante la última década, al menos 700 periodistas han muerto debido a su trabajo, la mayoría fueron asesinatos cometidos en conexión con sus investigaciones sobre crimen y corrupción, y el 90% de esos casos no ha sido llevado ante la justicia por falta de voluntad política o por recursos insuficientes.
La impunidad ha conducido a que los autores de esos crímenes queden libres para volver a asesinar cuando consideren que los periodistas o quienes contribuyen en las redes sociales amenacen sus intereses.
Así lo destacó hoy la UNESCO, en vísperas del primer Día Mundial para Acabar con la Impunidad por Crímenes contra los Periodistas, que se celebrará el 2 de noviembre.
La jornada está dedicada a llamar la atención sobre esta alarmante situación que limita a los periodistas la libertad de expresión y niega al público el derecho a estar informado.
La UNESCO denuncia esos hechos constantemente para generar más conciencia sobre el problema y animar a los Estados a castigar a los responsables de esos asesinatos