La economía de Venezuela caerá un 23% en 2019; la de Nicaragua, un 5%; y la de Argentina, un 1,8%: lo que las convierte en las tres únicas de la región de América Latina y el Caribe que registrarán una contracción, según las previsiones del último estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicado este miércoles.
Por su parte, la economía de Dominica crecerá un 9,9%; la República Dominicana, un 5,5%; la de Panamá, un 4,9%; la de Guyana, un 4,6%; y la de Bolivia, un 4%.
La región en su conjunto crecerá un 0,5%, cuatro décimas por debajo de lo que registró en 2018, manteniendo de esta forma la trayectoria descendiente que ya había anotado desde 2013. Pero a diferencia de años anteriores, en 2019 la desaceleración será generalizada y afectará a 21 de los 33 países.
En promedio, se espera que América del Sur crezca 0,2%, América Central 2,9% y el Caribe 2,1%.
Este comportamiento se debe, en parte, a los efectos del debilitamiento de la economía mundial, que ha creado un contexto internacional desfavorable para América Latina y el Caribe; y en parte, al poco dinamismo interno de la inversión y las exportaciones, así como a la caída del gasto público y del consumo privado.
El crecimiento de la economía mundial se estima que será del 2,6% en 2019, cuatro décimas por debajo del registrado en 2018, y con una desaceleración mayor en las economías desarrolladas que en aquellas en desarrollo.
“La región enfrenta un contexto externo con mayores incertidumbres y complejidades crecientes: menor dinamismo de la actividad económica mundial y del comercio global; mayor volatilidad y fragilidad financiera; cuestionamientos al sistema multilateral y un aumento en las tensiones geopolíticas”, señaló la responsable de la CEPAL, Alicia Bárcena, al presentar el documento.
Bárcena explicó que el promedio del 0,5% de crecimiento de la región está, no obstante, muy influenciado por las grandes economías de la región como México, Venezuela y Brasil, que tienen un gran peso.
Con respecto a Venezuela, además, indicó también el gran peso que las sanciones de Estados Unidos están teniendo sobre el país.
Salarios insuficientes y deterioro del empleo
En el desempeño interno, el estudio destaca que, a nivel regional, los salarios no contribuyen a fortalecer el poder adquisitivo de los hogares. En 2018 prevalecieron políticas orientadas a atenuar los incrementos de los salarios mínimos y en la mediana de los 21 países de los que se cuenta con información estos se elevaron en un 0,8% en términos reales, lo que representa la menor tasa de la década.
Además, desde 2014, la calidad del empleo se ha deteriorado, revirtiéndose así parte de los avances en las condiciones laborales alcanzados a partir de mediados de la década de 2000.
Por ejemplo, entre 2013 y 2017 en la región en su conjunto la proporción de la población en edad de trabajar que se encuentra ocupada (la tasa de ocupación) disminuyó del 58,1% al 57,1%, y la tasa de desocupación urbana aumentó del 7,1% al 9,3%.
A su vez, se registró un deterioro en la composición del empleo, ya que en un contexto de bajo crecimiento económico fue escasa la demanda laboral de las empresas privadas y del sector público.
Dado que este bajo dinamismo resultó claramente insuficiente para satisfacer las necesidades de ingresos de muchos hogares, se expandió el trabajo en otras categorías de ocupación, de peor calidad media, sobre todo el trabajo por cuenta propia.
Si bien este concepto comprende una gran variedad de condiciones laborales, específicamente en un contexto de baja generación de empleo asalariado la mayor parte de este tipo de trabajo se caracteriza por sus ingresos bajos y fluctuantes y por condiciones de trabajo precarias.
Entre 2013 y 2017 el trabajo por cuenta propia se expandió un 2,8% por año, por lo que en este período no solo disminuyó la tasa de ocupación sino también la calidad del empleo.
Políticas macroeconómicas
El espacio para la política macroeconómica se ha visto reducido por la contracción del apartado fiscal con que cuentan los países de la región y las dificultades que enfrentan algunos para sostener políticas monetarias expansivas.
El espacio fiscal se ha visto restringido por niveles de ingresos insuficientes para cubrir el gasto, lo que deriva en déficits y en un incremento en el endeudamiento en los últimos años.
Reducir la evasión y gravar la economía digital
Ante esta situación, la CEPAL hace una serie de recomendaciones y destaca que se requiere expandir el espacio de políticas para hacer frente a la desaceleración y contribuir al crecimiento económico, con medidas tanto en el área fiscal, como en la monetaria y relacionadas con la inversión y la productividad.
En materia fiscal se necesita reducir la evasión tributaria y los llamados flujos financieros ilícitos, que se refieren a las manufacturas que salen a un precio de la región y llegan a otros países a un precio más elevado, según explicó Bárcenas en rueda de prensa.
También es necesario impulsar la adopción de impuestos a la economía digital, medioambientales y relacionados a la salud pública, y reevaluar los gastos tributarios para alinearlos hacia la inversión productiva.
En el área monetaria, se necesita promover el crecimiento económico sin comprometer la estabilidad cambiaria y de precios, mientras que en materia de inversión y productividad es imprescindible elevar la participación de los sectores intensivos en conocimientos en la estructura productiva, por medio de un papel más activo de la inversión pública y privada; reorientar las inversiones hacia los sectores de mayor dinamismo; y adoptar políticas de estímulo que tengan impactos en términos de innovación, aprendizaje y empleos de calidad.