Las orillas del Támesis y los monumentos que se alinean en ellas brillan preciosos en las noches londinenses.
De todos ellos nos quedamos con el magnífico edificio del Palacio de Westminster, con sus pináculos neogóticos que por la noche parecen ser el escenario de cuentos y leyendas.
Enfrente, la gran London Eye, la noria que desde el año 1999 preside la margen izquierda del río.