Xavier Villaurrutia fue una de las figuras más sobresalientes de la vanguardia del teatro mexicano. Su producción literaria oscilaba entre la poesía, el ensayo, la crítica, la dramaturgia, el relato y la novela. Pese a que, a decir de Octavio Paz, su obra fue escasa, su camino por diferentes géneros no pasó desapercibido y por el contrario marcó en sus aportaciones la trascendencia de su ingenio y sensibilidad, convirtiéndose en un referente sin el cual no podría pensarse o entenderse la vida cultural de nuestro país en la primera mitad del Siglo XX.
Pese a que mayoritariamente es conocido por su trabajo poético, Villaurrutia demostró un ávido interés por el teatro, arte que pensaba como la “objetivación o materialización de un poema”, pues afirmaba que éste crea climas y personajes que se expresan en el lenguaje de la poesía; esta es la razón por la que algunos especialistas no dudan en llamar “teatro poético” al trabajo dramático de Villaurrutia.
Una de sus obras más destacadas es Invitación a la muerte, escrita en 1943, un texto dramático en el que se expone una de las inquietudes e intereses que marcaron y que estuvieron presentes en toda la obra y vida de Villaurrutia, se trata de la muerte, el misterio que la rodea y su tragedia.