Y sin querer queriendo se nos acabaron los festejos

Y sin querer queriendo se nos acabaron los festejos, el tan añorado 2010 se esfuma entre nuestros dedos cual hojas de un libro sin leer. Para bien o para mal la tan esperada trilogía mexicana “1810-1910-2010” no se completó (hasta el momento). A pesar de la guerra santa que libramos día a día contra nosotros mismos, los productores de la historia del mundo no nos dieron el rango de “Ola de destrucción” que necesitábamos para culminar nuestra tercera zaga con broche de oro, por más que nos esforzamos en hacerla de película, por más que gastamos toneladas de balas, sangre, armas y extras (más de treinta mil) en aparentar que vivimos en un puritito infierno, las casas productoras nos dicen que nos faltó ese ya merito que siempre nos falta. Nos faltó una toma de Palacio Nacional en llamas, nos faltó asesinar gobernadores en el cargo en vez de candidatos y mugres ediles, nos faltó secuestrar a más “próceres” de la democracia y colgarlos en los puentes, eso vende más que todos los miles de extras que usamos para esas tomas, nos faltó ganar el México vs Sudáfrica y la imagen de nuestro Felca querido llorando de felicidad junto a Josep Blatter, nos faltó partir los órganos mutilados en cuatro, así como limoncitos para comer carnitas, no que nada más cortamos oreja y rabo y los tiramos a la calle, nos faltó no matar a Arturo Beltrán Leyva ni a “Tony Tormenta” para ir juntando ídolos y lanzar un reality show titulado “Matando por un sueño” (que hubiera sido transmitido después de Iniciativa México por supuesto, primero lo primero), nos faltó incluir la decapitación como deporte nacional en la Olimpiada Bicentenario, nos faltó que no falleciera Germán Dehesa y escribiera cómo vivió el grito desde su casa (esta si es en serio), nos faltó que Marcelo y el Peje se jalaran del chongo en pleno Zócalo y llegara Noroña para dejarlos a los dos, como Manny Pacquiao dejó a “Margarito”, nos faltaron tantas cosas que entiendo por qué no cumplimos sus expectativas. ¡Qué lastima, que verdad dura y sombra, que verdad tan fácil y qué pena!

Pero tranquilos, no decaigamos en nuestro sueño de completar nuestra trilogía, miremos esta derrota como una oportunidad para replantear nuestro guión, mandemos al carajo a los productores y hagamos la tercera parte que México se merece, aquella en la que las balas se quedan en los Wal-Mart que están cruzando el Río Bravo, aquella en la que el mojado que ha regresado puede poner su escuela de inglés y no tiene que meterse de narco, aquella en la que no secuestran, mutilan, violan ni corrompen a nadie, aquella en la que México le gana a Argentina en octavos de final en el Maracaná en Brasil 2014, aquella en la que “Margarito” le gana a Pacquiao, aquella en la que podemos leer la recopilación de las columnas de Germán Dehesa y seguir adelante, aquella en la que Palacio Nacional es oficina de un presidente que puede conciliar voluntades, aquella en la que Noroña aprende modales, el Peje se peina y Marcelo no es presidente, aquella en la que todos anhelamos estar algún día. Pronto, en esta vida, siempre es pronto.

¿Qué opinan? ¿Nos lanzamos a producirla? De una vez les advierto que va estar cabrón, pero podemos empezar por definir la fecha de estreno, ¿qué les parece el 20 de noviembre de 2110? ¿No? Entonces empecemos el rodaje desde ahora, no se ustedes, pero yo no me iré de esta trajinera llamada vida sin ver el final de nuestra trilogía…

*Estudiante del ITAM Licenciatura en Ciencia Política