Yellowstone…caldera volcánica que concentra un sinfin de fenómenos

Yellowstone, el parque nacional más antiguo del mundo (1872), es una gran caldera volcánica que concentra un sinfín de fenómenos geotérmicos, dos tercios de los géiseres del planeta y numerosas fuentes calientes. Pero además, el recorrido por sus cinco regiones descubre que es el hogar de osos negros y grizzlys, coyotes, lobos, alces y ciervos canadienses o wapitis, así como de manadas de bisontes.

Situado entre los estados de Wyoming, Montana y una pequeña porción de Idaho, Yellowstone abarca casi 9.000 kilómetros cuadrados –algo más que la Comunidad de Madrid– y dispone de cinco entradas. Por el acceso Sur se llega a Grant Village, localidad con todos los servicios instalada a orillas del lago Yellowstone. La riqueza geológica del parque empieza a manifestarse al poco de dejar Grant Village rumbo oeste, en la minicaldera West Thumb Pool. A pesar de ser una de las más pequeñas del parque, contiene manantiales de aguas termales, pozas de barro hirviendo, géiseres y fumarolas.

La carretera que conduce a Old Faithful cruza la región de Geyser Country, donde se localizan 180 de los 300 géiseres de la reserva. Varios senderos circulan entre estas fuentes que expulsan columnas de agua caliente, con el géiser Old Faihtful como gran atractivo por la altura que alcanza, entre 30 y 60 metros.

De camino a Madison, el centro de información de la entrada Oeste, la carretera pasa junto a un lugar imprescindible: Grand Prismatic, una laguna termal que mide 112 metros de diámetro y cuyas dimensiones dieron pie al escritor británico Ruydard Kipling a calificarlo de «infernal» en 1889. Su despliegue de colores es lo más hipnótico: el turquesa del agua está rodeado por un anillo de ocres que van del amarillo al naranja.

Algo más adelante se llega a Madison. Es un buen lugar para alojarse, aunque en realidad toda la reserva cuenta con numerosas opciones, desde campings, hoteles y lujosas cabañas, hasta acampadas en plena montaña si se realiza un trekking y se pide el permiso correspondiente. Penetrar en lo más profundo de Yellowstone es un reto factible para la mayoría, aunque es recomendable ir con un guía ya que es posible no cruzarse con nadie durante días, incluso en temporada alta. Las normas son claras: no hay que dejar rastro y es obligatorio comunicar el plan de viaje a los guardas (rangers). Una de las rutas senderistas más emocionantes es la que en seis días se aproxima a la base del Electric Peak (3.378 m) y después se adentra en el Bear Country a través de la senda Sportsman Lake Trail hasta el campamento del lago Sportsman.

La gran catarata

El centro Canyon Village, en el corazón del parque, aparece tras recorrer 42 kilómetros desde Madison. En este sector el gran reclamo son las Lower Falls o Great Falls, una catarata de 93 metros que precipita las aguas del río Yellowstone en medio de un abrupto cañón.

De los diversos miradores que se asoman a este colosal espectáculo, Artist Point es el más famoso porque se dice que aquí Thomas Moran pintó las acuarelas que convencieron al Congreso de Estados Unidos de crear el parque nacional en 1872. Las primeras noticias sobre Yellowstone habían llegado a través de tramperos francocanadienses a mitad del siglo XVIII, pero las informaciones más fiables las aportó la expedición cartográfica de Meriwether Lewis y William Clark en 1806.

Roosevelt aparece 31 kilómetros al norte de Canyon Village. Este pequeño núcleo alberga un centro de interpretación de la naturaleza y un museo histórico que explica las raíces indígenas de Yellowstone, territorio de los indios kiowa, crow y shoshone –estos últimos dan nombre a uno de los lagos del parque–. Fascina imaginarse a aquellas gentes viviendo rodeadas por un paisaje tan fantástico y a la vez tan extremo, donde los cálidos veranos apenas duran dos meses, mientras que la nieve y el frío, con temperaturas de hasta -40 ºC, permanecen desde noviembre hasta marzo.

Roosevelt se encuentra en la carretera que conecta las dos entradas Norte del parque, y cualquier camino que se tome conduce a enclaves indispensables. Hacia el oeste se alcanzan las rosadas terrazas calcáreas de Mammoth Hot Springs. Y hacia el este se extiende el valle de Lamar, una extensión de praderas y bosques donde pastan los bisontes –reintroducidos hace pocos años– y donde es muy posible ver lobos o alguno de los big five de Norteamérica: el oso negro, el grizzly, el alce, el puma y el lince. En este tramo final del viaje queda confirmado que Yellowstone es uno de los santuarios naturales más asombrosos del planeta, por su actividad geotérmica, por su densidad de fauna y por su diversidad de hábitats, pero hay algo que lo hace todavía más especial: el respeto que el hombre ha demostrado aquí a la naturaleza.