Una zona arqueológica es un lugar en el cual se ha preservado evidencia de actividades que han sucedido en el pasado, ya sean prehistóricas, históricas o casi contemporáneas, y que han sido investigadas utilizando la disciplina de la arqueología, significando que el sitio representa parte del registro arqueológico.
A lo largo del territorio se asentaron pueblos milenarios cuyas creencias religiosas tenían profunda relación con el cosmos y la vida terrenal. Dicha relación construyó sistemas completos de vida a través de los cuales se establecieron reglas, formas de organización, intercambio comercial, dominios políticos y militares y jerarquías sociales.
En cada uno de los Estados del país se encuentran sin duda, sitios que dan fe de ese pasado y proceso de fusión. Iglesias, construcciones civiles, arte sacro, esculturas, pinturas, música y costumbres que hablan de la mutua influencia española e indígena que da por resultado creaciones únicas en el mundo.
Las zonas arqueológicas excepcionalmente, han seguido un camino diferente por sí mismas, ya que muchas de ellas fueron destruidas para construir sobre sus espacios los nuevos edificios públicos y religiosos de la Nueva España, y otras ni siquiera fueron descubiertas.
Las zonas arqueológicas de México pueden dar evidencia mucho más clara de las diferentes épocas que los pueblos precolombinos vivieron antes de la incursión española. En dichos sitios el visitante encontrará principalmente arquitectura y a veces pinturas, relieves y tallados.
En la mayoría de los casos los objetos funerarios, comunes a estos sitios, y piezas decorativas, han sido trasladados a museos regionales, a la Ciudad de México o bien, permanecen cercanos a los sitios del hallazgo en un museo propio de las ruinas.
Sol, selva, desierto, tradiciones y rocas que cuentan viejas historias forman parte del legado de México. Desde los áridos horizontes de las montañas del norte, donde los laberintos de Paquimé y la cerámica antigua recuerdan tiempos difíciles en un clima inhóspito, a las fértiles tierras que cobijan los templos de Palenque y los tesoros sumergidos en los cenotes yucatecos,
México cuenta con más de 2 mil sitios arqueológicos que preservan viejos testimonios de grandes pueblos que con su sabiduría descifraron los ciclos del cielo y la tierra. Échate un clavado en el pasado, la historia y el legado cultural que estos sitios resguardan para ser conservadas y seguir sorprendiendo a las próximas generaciones.
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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene bajo su resguardo un total de 187 zonas arqueológicas abiertas al público en todo el país, los 365 días del año.
Este mayo de 2015 quedaron nueve zonas arqueológicas quedaron inscritas en el Registro Internacional de Bienes Culturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y tendrán una protección especial de esta institución.
Palenque, Chiapas
Teotihuacán, Estado de México
Monte Albán, Oaxaca
Chichén Itzá, Yucatán
El Tajín, Veracruz
Uxmal y sus tres pueblos: Kabah, Labná y Sayil, en Yucatán
Paquimé, Chihuahua
Xochicalco, Morelos
Calakmul, Campeche
Estas zonas arqueológicas gozan ahora de inmunidad bajo el régimen de “protección especial” conforme a la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado.
Esta incursión contribuirá entre otras cosas a la planificación de medidas de emergencia ante desastres de origen natural o antropogénico, a la prevención y mitigación de daños y a luchar contra el tráfico de bienes culturales.