Zoon Politikon – Embarazo en adolescentes, responsabilidad compartida

“Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión
y no quiere cambiar de tema.”
Winston Churchill

El embarazo en la etapa adolescente dejó de ser solamente un asunto social, se ha convertido en un tema de salud pública y una prioridad en materia de prevención por parte de los gobiernos (o al menos lo debería de ser).
No es tarea exclusiva de la educación en casa, del gobierno o de las instituciones educativas, cada uno tiene su parte de responsabilidad.

Según los datos de la encuesta realizada por el INEGI, en el año 2010 el 99.2% de los jóvenes de 15 a 19 años conoce al menos un método anticonceptivo. Es decir, el conocimiento es prácticamente mundial. Sin embargo, las cifras de embarazos adolescentes siguen incrementadose año con año.

Según datos de la Secretaría de Salud del Estado de Querétaro, en el 2006 la tasa de embarazo en la adolescencia por cada 1,000 mujeres era de 123.78, para el año 2010 esta media estatal subió a 185.42

El municipio de Cadereyta encabeza ambas gráficas, pasando de 230 a 307 en 4 años.

Pero el dato que llama la atención es el del municipio de Querétaro, que en el 2006 ocupaba el sexto lugar estatal con 134.6 y en sólo 4 años (2010) escaló al segundo lugar con 230.73, sin duda alguna, algo se dejó de hacer en materia preventiva. En términos proporcionales la capital del estado es el municipio en el que más ha crecido el problema de embarazos adolescentes.

Es así que también las 10 primeras causas de egresos hospitalarios en la capital del estado (en mujeres de 15 a 19 años) están asociadas con situaciones de carácter obstétrico.

Según el INEGI, la actividad sexual promedio de los jóvenes inicia a los 14 años. Sí, leyó bien, a los 14. Sin embargo, comienzan a usar de manera regular algún método anticonceptivo hasta los 26 años.

Como podemos observar con estos datos, los jóvenes conocen los métodos anticonceptivos, en la mayoría de las instituciones educativas se brindan pláticas, cursos, talleres y conferencias sobre la materia. Sin embargo, las cifras siguen aumentando.

Como lo expuse al inicio, no es culpa de los gobernantes, de las escuelas o de los padres de familia, es una responsabilidad compartida, en donde cada uno de estos grupos debe hacer lo propio, basados en una comunicación constante con los hijos, los estudiantes y los jóvenes en general sobre las consecuencias que puede tener una mala planificación familiar en sus vidas.

Particularmente el municipio de Querétaro tiene un enorme reto, detener la tendencia ascendente de los últimos años. Esperemos nuevas políticas públicas y programas focalizados que asistan este fenomeno que se presenta cada vez con mayor regularidad en los jóvenes queretanos. Al tiempo.

PAUL OSPITAL CARRERA
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