Zoon Politikon – Historia fantástica

Se dice: “Él no puede ser hallado.
¡Algo que no puede ser hallado es lo que deseo!”
RUMI

Sabiamente expuso Samuel Johnson cuando, al referirse a la fantasía, dijo que ésta representa una inmejorable guía para la razón. A propósito de estas fechas decembrinas llenas de festejos, pizcas de magia y espléndidas historias fantásticas, me tomaré la libertad de narrar brevemente un cuento excepcionalmente ilusorio en el que, sin embargo, advierto una semejanza con nuestra surrealista existencia —el parecido es mera coincidencia—; así pues:
En el maravilloso país “El ombligo de la luna”, territorio donde cohabitan en aparente democracia infinidad de seres proclives a ser dirigidos por reyes y reinas, príncipes y doncellas, majaretas, lunáticos y todo tipo de supremos personajes oligárquicos; allí, cada cual se adueña de un espacio, cobijado en el voto popular y en la aspiración constante por alcanzar un peldaño más hasta convertirse en el soberano Gran Señor.

Todo comenzó con el exacerbado y siempre preocupado Rey Calderas que, en sus cuatro años de reinado, había perdido a la par de sus secuaces, prácticamente todas las tierras que se disputaron en previas votaciones populares. A este Rey, únicamente le quedaban dos años en el trono y no quería que alguien diferente de su corte ocupara éste.

Las tierras más grandes y con mayor número de habitantes del reino, se ubicaban en el principado del “Establo de México”, lugar donde dominaba un príncipe conocido por su hipnotizante cabellera y encantadora sonrisa, quien recién había desposado a una hermosa doncella que el pueblo televiso llamó “La Paloma”. Así, todos en “El ombligo de la luna” daban por hecho que este príncipe y su bella amada tomarían el reino después del Rey Calderas, al cual, no le gustaba nada pero tampoco tenía en su haber quién pudiera enfrentar a la popular y creciente pareja.

Fue entonces, que el Rey Calderas, pidió auxilio a sus vecinos del reino del Norte y, mandó llamar a un grupo de expertos denominados “Los Yanquis”, quienes le hicieron saber que era prácticamente imposible que uno de los suyos ocupara el trono después de él, pues así lo dictaban sus gobernados; al no querer darse por vencido, pidió que idearan una estrategia, sin importar cuál fuera y sus posibles consecuencias, para que alguno de los suyos llegara a ocupar su lugar.

Entonces, Los Yanquis analizaron a la gente de “El ombligo de la luna” y vieron con ánimo que ésta simpatiza enormemente con las víctimas de algún atropello, se conduelen por la gente en sufrimiento y que su principal preocupación se centra en la, cada vez mayor, inseguridad y clima de violencia generado por el propio Rey Calderas; esta misma gente añora a una persona que comprenda y conozca, en carne propia, las secuelas de la violencia. Seguramente alguien así podrá acabar con tantos problemas que atentan contra la dignidad y la vida misma.

Entonces, a los asesores del Rey Calderas se les ocurrió una genial idea, hacerle creer a la gente que uno de los suyos sufriría profundamente y saldría por su propio pie del problema, para que después vieran en él, conocimiento sobre el tema, experiencia y, así, ganarle al Príncipe de la hipnotizante cabellera, ya que en el “Establo de México” había muchos problemas de estos.

Después de pensarlo mucho, el soberano recordó a un buen amigo que ya había pertenecido a la supremacía de “El ombligo de la luna” y que la gente lo quería mucho, el “Jefe Barbablanca”. Así, el Rey le propuso que se escondiera durante un tiempo, mientras él se encargaba de que sus pregoneros le hicieran saber a todo el reino de su desaparición. Y así, una vez pasados varios meses, la gente se volcó en cariño con el heroico desaparecido y hallado sano, salvo y rebosante Barbablanca quien, ante el pueblo entero, salió para ser recibido con júbilo justo antes de las fiestas decembrinas –por cierto- idóneas para compartir un mensaje de paz, amor y perdón, reunidos con familiares de pueblos lejanos y en todo el reino se hablaría del tema en las mesas familiares.

En fin, aquí le dejo, amable lector, esta historia de la cual muy pronto sabremos el desenlace; recuerden que aquí no existen las alusiones personales, repito, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ésta, es sólo una HISTORIA FANTÁSTICA como tantas que se evocarán en estas fechas de reflexión.

Les agradezco infinitamente haberme seguido a lo largo de este año. Les deseo que pasen una feliz navidad acompañados de sus seres queridos. ¡De este año aprendamos lo bueno y avancemos por el camino correcto!

PAUL OSPITAL CARRERA

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