Han transcurrido cuarenta y cuatro años. En aquel fatídico 68, Elenita andaría por sus 30 y tantos. El movimiento estudiantil le despertó una profunda conciencia de lo que en México se vivía. De la brutal masacre de estudiantes surgió su tema central como escritora. “Tlatelolco 68”, la denuncia más directa, objetiva, fuerte, bien documentada. Ojalá todo el pueblo supiera leer para que pudiera recurrir a la Historia de México. Aunque en los libros de texto gratuito muy poco se dice al respecto. Un sabio “presidente” de México, acaramelado y enamorado de guapa mujer, diría en alguna ocasión: “No pago para que me peguen”. Luego entonces, en la versión histórica oficial, jamás se publicaría la verdad de lo acontecido en aquel 2 de octubre, en Tlatelolco. Elenita Poniatowska sí lo dijo y lo sigue repitiendo: Los tanques, más de diez mil uniformados, de diversas corporaciones, la sangre de los jóvenes manchando pisos, escaleras, de edificios multifamiliares, como el “Chihuahua”. Nunca se sabrá el número exacto de los muertos. Las ametralladoras no llevan la cuenta del total de muertos por cada descarga. Tampoco las “estadísticas” oficiales publicaron los datos. Tampoco se supo el total de desaparecidos esa misma noche de terror y muerte masiva. Carlos Fuentes señaló, hace algún tiempo, el horror de los tanques de guerra.
Por lo menos, dos fechas trágicas se sumaron en aquel año de Díaz Ordaz y de Luis Echeverría, año de “los halcones”, año de las brigadas “blancas”, teñidas de rojo. Algunos observadores de los acontecimientos más graves que han deshecho a México, comparan aquellas fechas con las ( 60 mil, 70 mil, 80 mil) muertes, causadas por la guerra contra el narcotráfico. El “asesor” nacional, contratado “in advance y mediante outsourcing”, por Peña Nieto, dice que es un error garrafal el haberle llamado “guerra” a tal asunto. El pueblo no lo bautizó de tal manera, fue quien lo inició y lo prosiguió por un sexenio. Aunque, aún recordamos al anterior, vociferando y bien fotografiado: “Los voy a acabar,,,los voy a despedazar…”. Le dejó el paquete a su heredero. Ojalá volvieran a publicar aquella escena. Fue un gran “taco de lengua”, de aquel menú sexenal.
Además de esos hechos de extrema violencia, de abuso de poder, que nadie podría borrar de las páginas de la Historia de México y que sirven al pueblo para NO olvidar a sus gobernantes, la naturaleza también dejó su terrible huella en aquel septiembre 19 de 1985. Sin embargo esa tragedia fue de las que unifican a los desvalidos, a las víctimas. Aunque en esa fecha tampoco salió bien librado el gobernante, quien fue señalado por su tibieza, su negligencia temporal. Tal vez el terror paralizó a De la Madrid por algunos días. Las medidas para llevar auxilio a los sepultados bajo los escombros, tardaron más de la cuenta. Sin embargo, fue la vez en la que, el pueblo no esperó para actuar. La solidaridad, el valor ciudadano, la cooperación espontánea y desinteresada, brotó y se generalizó como lo hierba, cuando le llueve tantito. Y los países lejanos empezaron a mandar de todo, hasta perros entrenados para encontrar a las víctimas de los terremotos, como aquel de más OCHO grados, que derrumbó a una parte considerable de la gran urbe, que todavía olía a su antecesora, la fabulosa Tenochtitlan. Por cierto, a pesar del dolor inmenso que afectaba al pueblo, no faltaron los vándalos: Algunos de los perros traídos para ayudar, fueron robados. ¡El colmo de los colmos! Yo me pregunto ahora, cuando México ha sido golpeado de tantas maneras, porqué tardaron tantos años los jóvenes, los universitarios, en volver a las calles. Y me asusta pensar que puedan claudicar antes de lograr que el pueblo mexicano, los trabajadores, los que no tienen escuela ni trabajo, despierten. No será fácil que el movimiento # somos 132, perdure ante el embate del primo hermano del fascismo internacional, que cobra fuerza en diversos países. Que lo digan los jóvenes y los adultos trabajadores de España y de otros países donde han tratado de actuar “los indignados” del planeta. Austeridad para los más jodidos. Amarrarse más el cinturón, para los que solamente comen una vez al día. “Outsourcing” y más riqueza, para los empresarios dueños del mundo.
El “2 de Octubre”, es una de tantas fechas para no olvidar los agravios que los débiles han sufrido. Por eso Elenita Poniatowska nos regaló un nuevo artículo que no todos podrán leer. Aparte de quienes no tienen medios de comunicación a su alcance, aún quedan millones y millones de seres humanos, que “no leen ni el periódico” o que no saben leer. Una sola gran verdad han dicho algunos políticos, cuando señalan que, “no hay que leer los periódicos”; para no enterarse de los abusos que ellos mismos cometen día tras día.