
A los investigadores de la Procuraduría General de la Repúblcica (PGR) no les queda ninguna duda: los 43 normalistas secuestrados y desaparecidos el 26 de septiembre «están muertos».
Para llegar a esta conclusión, aclaró el procurador Jesús Murillo Karam, se ha recurrido a toda fuente de investigaciones, testimonios y declaraciones de los propios involucrados.
Este martes la PGR sostuvo como ciertos los datos de la investigación sobre los crímenes de Iguala con un dato concreto: la orden fue quemar y no dejar huella de los normalistas.
Así lo han confirmado gran parte de los detenidos, en especial Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo, quien fue capturado el 15 de enero tras su fallido intento de huir hacia Estados Unidos.
De acuerdo a sus propias declaraciones, todas ellas asentadas en el expediente y emitidas en presencia de sus defensores, El Cepillo fue quien dio la orden a El Pato de asesinar y quemar a los jóvenes, lo cual hicieron entre la noche del 26 de septiembre y gran parte del día el sábado 27.
Al acudir al tiradero del municipio de Cocula, El Cepillo se encontró que todavía quedaban partes los cuerpos de las víctimas y personalmente ayudó a acercar llantas, palos y diesel para prenderles nuevamente fuego y lograr su extinción total.
A continuación metieron las cenizas en bolsas y, acompañado de varios compinches, tiró los costales en el río Cocula, donde luego presuntamente fueron encontrados por fuerzas federales tras semanas de rastreo e investigación.
Los pormenores son difundidos este martes por Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal, y el procurador Jesús Murillo Karam, justo un día después de la marcha de familiares, maestros, normalistas y organizaciones afines, quienes rechazan toda versión de la autoridad.
Las investigaciones continúan.